domingo redondo


Danzo un rock yugular entre las sábanas y ya ves, hasta mi sombra brilla en esta ciudad. La insolencia de la noche quita peso al día y mi lado izquierdo aprieta y duele, como queriendo desterrate aún más. Veo a Finisterre en el mapa y no es un destino loco. Podría (pienso) ir mañana en bondi, durmiendo este sueño que quedó en vela por pintar un mural. 
Pero el gualicho está apretado aquí, entre las manos y ni el viento en los oídos o el trance esperado podrá alejarme  más. 

Será que esta vez de la gloria a la nada me voy y así ¿nos damos más? cuando brille de nuevo ¿serás mi amor? y entre tanto humo, fuego ¿dónde estás?


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