
Mi alma
rejuvenece
a medida que este cuerpo se desgasta.
Nadie lo sospecha:
nací vieja, con otras vidas atragantadas.
Las vomité una por una y viví mi juventud
con resaca.
Un día,
exhausta, me encontré vacía:
con el adentro marcado... pero sin nada.
La vida me besó en la boca. Y la muerte susurró que volvería.
He aquí renacida: con el puño cerrado y el tercer ojo en calma.
Que preciosa invitación al constante renacer interior has escrito. Me encantó.
ResponderEliminarQué gran invitación a renacer, a recontruirnos, propuesta aceptada!
ResponderEliminarel tercero ojo busca un equilibrio tranquilo...
ResponderEliminary ya tenemos provas que esta conseguindo :)
Click, el ida y vuelta me alegra el pulso. Saludos y gracias por la visita.
ResponderEliminarAldu...respiramos! ;)
Fadinha, maestra profunda...gracias por tus eternos guiños..